Cuando apenas te des cuenta que te alcanza con la mitad de una manzana, llamame así me avisás y te paso a buscar. Porque no soy más que eso, una manzana, un aburrido; ni un limón aguardiente, ni una naranja romanticosa, ni una cebolla empedernida. Una aburrida manzana, que prefiere por decreto ser tan sólo una media manzana que andar abrumado con historias que ni se cree.
Me llamás y me invitás al cine a ver Los Marzianos.
martes, 19 de abril de 2011
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