Tener capa es fácil. Animarse no es nada. Ser valiente no es animarse.
No tener miedo es ser valiente.
Ser valiente frente a dos ojos de almendra, para que el cuerpo deje de temblar y que las manos tomen el rostro, lo traigan mucho más cerca, pero sin que el cuerpo tiemble, y con la boca besar la otra boca, mientras la lengua chasquea la felicidad que como casi siempre entra por la boca.
viernes, 17 de junio de 2011
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