lunes, 2 de febrero de 2009

La vida capitalista [II.]

Martín se sienta de nuevo. La silla le parece cómoda. Mira sin parar el precio y el resto del Mall va y viene.

$236,50 (Pesos doscientos treinta y seis con 50/100). Piensa que necesita seis para renovar su juego de sillas. Martín manda un mensaje de texto a Alejandra consultando sobre la posibilidad de cambiar la cara del comedor. Esto pone: "q t parec cambiar las sillas de tu vieja pro (sic.) nuevas. deberíamos poner mil cuatrocientos y pico y tenemos seis sillas muy chetas. t quiero". Al rato, Alejandra contesta: "acordate q quiero la pollera y los aros que vimos el sábado. yo te quiero".

Martín llega a su casa con un sinsabor extraño: por un lado quiere las sillas y por el otro la felicidad de Alejandra, que de momentos se reduce a una pollera y un par de aros nuevos o un juego de sillas para el comedor. Se sienta al rededor de la mesa, pone a tamborear sus dedos y prende la tele. Piensa: "Por ahí cazo una oferta de mesas, sillas, aros y aretes... ¿Cómo nadie va a tener en cuenta mis necesidades".

Toma nuevamente el celular. Manda a Marcos un mensaje. Esto pone: "la vida es efímera. ¿mi felicidad o la de otros?".


El capitalismo: enfermedad difícil de curar.

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